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Mostrando entradas de marzo, 2015

Sentidos

Miro tus ojos cafés y me llevan a la luna donde en silencio me desnudan donde en secreto me miman Siento tus labios presurosos que fugazmente me besan como si tuvieran la certeza de que cada beso me quema Tus manos suaves me tocan un leve y pequeño roce hace que mi piel se sonroje y que de amor suspire Y entre suspiro y suspiro sabes que te recuerdo que tu piel caliente siento y eso me mantiene viva...

Quisiera entender.

Quisiera conocer ese lunar no descubierto, tocar los acordes de tu melodía, cantar tu nombre. Quisiera inhalar el aroma de tu vida, fotografiar tus recuerdos, escribirte entre las estrellas del cielo. Quisiera inmortalizarte en la historia en medio de un efímero beso. Quiero escribir sobre ti, hacerte poesía, descubrir el tono de tu piel en medio de la oscuridad. Quiero sentir la suavidad de tu sonrisa pegada a mi piel, y sonreírte en los labios. Permíteme apreciar el color de tu alma al amanecer, y ahogar esta ansiedad en el café de tu mirada. Permíteme oír tu voz cuando no hablas, comunicarnos entre risas y suspiros, como almas viejas. Y entonces, tal vez, pueda entender lo que me pasa contigo.

Acción no ética

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Para sonreír..

Muerte

Mira a la nada, ¿cuánto dolor eres capaz de soportar antes de quitar tu mismo, con tus propias manos, tu cabeza? ¿Qué tanto deseas esa lobotomía? Se sincera, ¿qué es lo que quieres olvidar? ¿Segura que quieres olvidar? Yo creo que sería mucho más productivo, para ambos, que te ahogues en sus ojos.

Musa

Las palabras han dejado de surgir de mis dedos... Recuerdo cuando era sencillo escribir, cuando la musa estaba ahí y yo vivía sólo para ella, cuando poseía este cuerpo mortal y contaba, con el lenguaje de los dioses nuestras vidas pasadas... Recuerdo. Recuerdo cuando el insomnio era un aliado, cuando inhalaba versos y exhalaba palabras dulces a oídos poco merecedores. Recuerdo cuando eso no me importaba... Escribir, hablar, contar historias... Una experiencia sublime, solo superada por la facilidad de describir almas a base de nombres y miradas... Pero la perdí, mi musa se extravió, o huyó... Sólo, dejó de acompañarme... Hasta ahora, cuando la encontré en el café... En el café que bebí lentamente con mi mirada.