Musa

Las palabras han dejado de surgir de mis dedos... Recuerdo cuando era sencillo escribir, cuando la musa estaba ahí y yo vivía sólo para ella, cuando poseía este cuerpo mortal y contaba, con el lenguaje de los dioses nuestras vidas pasadas... Recuerdo.

Recuerdo cuando el insomnio era un aliado, cuando inhalaba versos y exhalaba palabras dulces a oídos poco merecedores. Recuerdo cuando eso no me importaba...

Escribir, hablar, contar historias... Una experiencia sublime, solo superada por la facilidad de describir almas a base de nombres y miradas...

Pero la perdí, mi musa se extravió, o huyó... Sólo, dejó de acompañarme...

Hasta ahora, cuando la encontré en el café... En el café que bebí lentamente con mi mirada.

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