Ligueros y encaje.

En medio del ajetreo de la ciudad ellos se reúnen... Piensan lo mismo, pero no se atreven a decírselo el uno al otro... Está fuera de una conversación casual, pero invade sus pensamientos cada momento del día...

Van de la mano, recorriendo el mundo. Él la observa, mira sus medias pantys color negro y las ve perderse bajo su típica falda de secretaria, siente como sus pantalones le aprietan según va creciendo su erección. Propone sentarse, debe disimular eso, y guía a la chica hasta un conjunto de banquitos poniendo la mano en su cadera y empujando suavemente, mientras, ella reproduce la sensación que se siente y la compara a como se sentiría esa mano sobre sus nalgas. Se moja.

Se sientan y al cruzar las piernas, su falda deja al descubierto el borde de encaje de las medias... Lleva un liguero y el acaba de notarlo. Pone su mano encima de su regazo para ocultar lo que ya ella pudo ver. Eso la excito más, se acercó a el y suavemente le dijo, "no llevo ropa interior", mientras se levantaba y caminaba hacia un motel.

Tomaron la llave de la habitación, iban subiendo las escaleras mientras se arrancaban la ropa. Llegaron a la habitación casi desnudos, él tomó su cuerpo con firmeza y apuntando, embistió. La penetró de golpe y ella gritó... No fue un grito de dolor... No de uno que no pudiera soportar...

Ella de espaldas a él, con las manos hacia atrás, siendo sujetadas con firmeza, sirviendo como apoyo para cada embestida, la sujeta por el cabello sin soltarle las manos y ella gritaba el nombre del chico, una y otra vez...

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