Darius Chewbacca Salem de Jesús

Hace tiempo, no recuerdo exactamente cuánto, casi cuatro años, pasó.

Esa noche me convertí en gato, me escabullí por los techos, corrí entre la grama y encontré un gato amarillo que sabía que quería fuera mi siempre.

Y así fue como pasó, esa noche nos unimos, cantamos a la luna, juntamos nuestras colas en un delicioso ritual y con los ruidos más grotescos para otros y más sublimes para nosotros, te concebimos.

Te gesté durante unos meses, te di vida en mi interior con mi deseo de tenerte entre mis brazos, te deseé, te vi en el rostro de cada pequeño gato asustado de la calle, pero no fue hasta el 12 de febrero del 2016 cundo naciste para mí. Probablemente tendrías uno o dos meses ya, pero ese día en que nos encontramos los tres en la escaleras del que era uno de mis mejores amigos (quizás aún lo sea sin importar nada), fue el día de nuestro nacimiento; tu nacimiento como el bebé más amado del mundo, y nuestro nacimiento como padres del cachorro más listo y amoroso jamás visto.

Te amo, te amo y siento que te tuve en mi, que eres mi hijo. Y justo ahora, cuando todo es tan difícil y solo tengo ganas de abandonarme, debo ser más fuerte, por ti, porque me necesitas, necesitas a tu mamá. Tú estuviste para mí tantas veces, acunaste mis lágrimas, cuidaste mis fiebres, me diste valor cundo creí que me acababa, ahora me toca a mí ser tu soporte.

Darius Chewbacca Salem de Jesús, debes mejorarte ora que puedas seguirme suporteando, debes mejorarte para dormir conmigo, para subirte a mis piernas cuando trabajo, para velar mi comida, hacer escándalo porque tu agua está muy mojada (?), debes mejorarte porque todos los que te conocen te aman, incluso a los que no le gustan los gatos, y estamos todos afligidos porque queremos que estés bien.

 

Tranquilo hijo, mami te va a cuidar y va a estar contigo, te leeré esto todas las veces que sea necesario

Comentarios

Entradas populares de este blog

Esa noche de halloween

Siguiente, siguiente, siguiente...

Peudo-Haiku